La aventura de ponerte un bañador de competición

Vida de un nadador
Escrito por: Valeria Molfino at 15 julio '16 0
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Incluso antes de comprártelo, seguro que ya has oído mil cuentos. Que si es muy difícil de poner, que si la gente no quiere ni pensar en la hora de quitárselo, que si hay momentos en que te vas a obsesionar con librarte de su “ajuste perfecto”. Sí, hablamos del famoso bañador de competición, una verdadera pesadilla para los nadadores.

Lo mismo si quieres competir en piscina que en aguas abiertas, tarde o temprano llegará el momento de pensar en hacerse con uno.

La primera vez que me decidí a comprarlo, fui a una tienda especializada. Quedaba media hora para cerrar y el encargado me dijo que no me daba tiempo a probarme el bañador que quería: “vuelve otro rato sin prisa”. La decepción no me impidió regresar al día siguiente resuelta a completar la compra. Me tomaron las medidas y sacaron de su caja una prenda diminuta y de lo más ajustada. Me pareció imposible caber allí dentro. “Es pequeño”, dije, pero el encargado me contestó muy seguro:”No. Es tu talla, tiene que ajustar como si fuera una segunda piel”. Me llevó tres cuartos de hora ponérmelo bien, después de hacer mil contorsiones como una boa constrictor, y al final me dio la sensación de estar literalmente envasada al vacío. Solo una vez que el vendedor me tranquilizó de nuevo acerca de la talla, me llevé a casa mi flamante bañador de competición. Estaba tan contenta que no pensé en lo que podía pasar en la carrera de aguas abiertas a la que me había apuntado

Llegué a la playa, una mañana luminosa de domingo, desbordante de entusiasmo. En la orilla había nadadores que estaban cubriéndose con vaselina para evitar el rozamiento en el agua mientras otros hacían cola para ponerse el bañador en las casetas. Cuando llegó mi turno me di cuenta de lo que me esperaba: tenía que ponerme el bañador sin ayuda en una caseta diminuta, con aquél calor, y con los otros esperando impacientes a la puerta.

Pasé la prueba, pero desde entonces veo las cosas de otra manera. Aquél día, después de pasar 45 minutos atrapada en un espacio tan reducido luchando con la prenda más justa que os podáis imaginar, la mirada agónica de las chicas en los vestuarios antes de una carrera, mientras van cubriendo centímetro a centímetro de piel, adquirió para mí un significado nuevo.

A partir de ese día intercambio miradas de inteligencia con los otros nadadores de aguas abiertas que, como yo, se ven en el trance de ponerse un bañador ceñido, con el tiempo justo, en una de esas casetas.

Pero también aprendí algo importante: ¡No soy nadie sin mi traje de competición!

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Escrito por:

Valeria Molfino

Valeria Molfino is a 30-year-old with lots of stories to tell. She is a keen swimmer and runner but, above all, passionate about writing. She has always been a Blogger and loves to observe and describe people and their relationships, grasping all the most deeply hidden nuances and connections. She has a degree in Media Languages to give her a deeper understanding of communication and a Master’s in Multimedia Communication, so that she can express herself more methodically and concisely. For her swimming is not just a sport, but a means of expressing freedom and lightness.